lunes, 21 de febrero de 2011

Mendigos del Toque - River Vs. Huracan




Por Germán Gerbo (El escritor del pueblo)

Hoy esta nota se topa con un mendigo, uno que anda rodando como pelota por el césped mendigando algunos destellos de buen juego ante tanta humildad por parte de los poseedores de la riqueza. Pero esta vez, a este trotamundos le cayó un billete, en vez de una moneda en la noche millonaria con flashes intermitentes de traslado excelso de botín en botín.
La noche pintaba de entrada para eso, para demostrar que ante la adversidad del fantasma más temido por todos, lo lindo de este deporte puede aparecer igual para hacernos sonreír. Esta propuesta venia de la mano de un club que acarrea un serio desabastecimiento propinado por parte de un británico que hace tiempo se encargo de tener sus dominios en el sur de la Capital Federal.
La cosa empezó con un equipo millonario presionando en el medio como hizo en su presentación anterior pero sin poder tomar las riendas del match ante las inofensivas arremetidas del conjunto de Parque Patricios, que ante la escases de recursos, pudo hacer uso de algunos falencias en el juego riverplatense para generarle miedo a la valla defendida por el juvenil Chichizola. El trámite en el primer tiempo se vio favorable al conjunto de la banda a razón de determinadas situaciones como la de Lanzini, luego de la asistencia de Pavone que comenzaba a calzarse el disfraz, que estrelló un remate contra el palo haciendo que la afición que ocupo las tribunas del monumental estalle en un “uh” contenido y sufrido, esa misma fue la que en el entretiempo tuvo la lucidez de ser consciente de que se podía hacer algo mejor, de que esa belleza podía concretarse. Jugadores como Román y Acevedo hacían que ese pedido sea razonable, y otra faceta de nuestro delantero junto con el constante cumplimiento de tarea por parte de Paulo “Pupi” Ferrari nos hacia desear que empiece la segunda etapa así nuestros aullidos de lindura deportivo puedan ser circunscritos.
A los pocos minutos de comenzado el complemento al trotamundos de la humildad le cayó un suculento banquete, fabricado por dos cincos, uno morochito que hizo de su posición un “bocato di cardinale” para complacer a los hinchas junto a un León suelto y feroz, que fabricando esa sociedad desemboco en un Tanque que camuflándose de lo que no debería y haciendo uso de la barita bochinesca endulza la bota del Coco que derrama todo su sabor en esa red para que la afición enloquezca, se sobresalte, grite y abrace ante tanta obra maestra del buen futbol.
El cambalache no terminaba ahí, aparentemente este solitario jugador que divisamos entre tanta nebulosa rival decidió ser un careta, un traidor al origen que le dio trabajo y ante un pase puso como con un guante un centro a la carrera, de esos que están tan servidos que el receptor tan solo tiene que seguir su camino triunfal hacia la línea que delimita la gloria, es así como nuestro lateral, ese que simplemente paso durante la extensión del encuentro, convirtió con un cabezazo certero para hundir las ilusiones de los dirigidos por Brindissi.
Las pálidas no tardaron en venir, que se le va a hacer con este equipo, nunca son todas virtudes, la calidad de juego desmejoró, el globo avanzó embistiendo como podía, reflexivo de su vaciamiento, casi llega al grito máximo, pero al no poder River se hizo nuevamente del balón ante una defensa desbaratada del adversario, ya pidiendo vestuarios, y simplemente toco para hacer sonar ese ruido tan hermoso de “oleee, oleee” que nos enaltece futbolísticamente hablando.
Sin embargo, como consigna final, dejo haciendo alusión al primer gol, con el cual tantas veces me identifique con nuestro glorioso club atlético que tantas alegrías y tristezas nos da un: “Así hay que jugarle a todos”

1 comentario:

  1. Muy Bueno!
    Pero...cuesta tanto poner todas las respectivas tildes?
    Le da un toque sutil a la nota y la reafirma en algún sentido...
    Saludos

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